En primer lugar, el siguiente tren que me tenía que tomar se atrasó MEDIA HORA. Wow, y yo hasta ese momento pensaba que esas cosas no pasaban en Europa, pero sí. (Obvio, pasan mucho menos que en Argentina, pero así y todo… puede fallar!!).
Mi plan de datos de internet que tenía para usar en Irlanda no funcionaba en Gales, con lo cual no tenía forma de averiguar qué estaba pasando. Cuando finalmente llegó el tren, pidieron disculpas por la demora y avisaron que el tren iría más lento de lo normal…
Durante el viaje, noté que el aire acondicionado no estaba prendido y me estaba muriendo de calor. Noté también que varios pasajeros estaban pasándola mal por el mismo motivo y comenzaron las miradas cómplices… Todas las ventanas estaban cerradas y trabadas justamente para evitar que el A/C no estuviera prendido en vano. Cuando pasó el guarda, se lo comentamos, e intentó abrir la ventana central con una llave allen.. pero no pudo, estaba trabada!!
Fue muy entretenido, junto a otros pasajeros, intentar destrabar esa ventana. Gente completamente desconocida colaborando entre sí para lograr un objetivo común. Por un momento olvidé que estaba de viaje y que me encontraba en otro país.
Finalmente LA ABRIMOS (sí, me hago cargo porque fui el que le dió el golpe final para que se abra, recibiendo un caluroso aplauso del vagón)
De golpe todos los pasajeros nos mirábamos e intercambiábamos risas cómplices, contentos por recuperar la temperatura agradable del vagón.
Un pasajero me preguntó de donde era, y al contarles que era de Argentina se sorprendieron mucho, ya que no estaba precisamente en el lugar más turístico del planeta. Les conté también que estaba yendo a Londres y que esperaba que el atraso de este tren no afectara tanto mi siguiente combinación.
Claro, ingenuamente pensé que si se atrasaba el primer tren, el siguiente en mi combinación nos esperaría ya que eran de la misma empresa… pero nope, eran trenes distintos y el segundo sí que salió en horario, arruinando por completo mi “plan de combinación”.
Y aquí vino lo que me voló la cabeza. Ya enterados mis pasajeros vecinos de que perdería la siguiente combinación de tren por la demora, sacaron sus teléfonos celulares y sus mapas para ayudarme a encontrar otro camino. Me marcaron claramente las opciones que tenía, y al llegar a la estación donde debía bajarme, me despedí ante las risas y los deseos de buena suerte. Es increíble la energía positiva que se puede generar con gente desconocida!
La mayor parte de este camino es campo, campo y más campo. Aquí un videíto:
Nuevamente, no vivía en Europa aún y no podía creer ir en un tren donde la gente fuera usando sus Macbooks como si estuviera en su casa. Y con wifi gratis! Vaya contraste de paisajes y de costumbres!
Como frutilla del postre, las señoras que tenía al lado me prestaron amablemente el cargador de la Macbook porque ya me quedaba poca batería y el mío estaba guardadísimo en el fondo de la valija.
Finalmente llegué a Londres con tiempo y pude volver a Buenos Aires sin problema.